domingo, 15 de mayo de 2011

Informe de dominio

Hace rato vengo queriendo hacer los trámites para vender mi auto.

Esta vez fui a sacar el "Informe de dominio".
Averigüé cómo es el trámite por internet. Buscar el Registro Seccional de Radicación más cercano al domicilio que te interesa.
La dirección era Rodríguez Peña 126–40 P. (sic.)
No entendí bien. ¿Es del 126 al 140? ¿Qué es la P? ¿"Planta baja"?

Abajo decía "llamar para averiguar horario". Llamé y me cansé de llamar. Nada.
El viernes pasado fui a la mañana. Pasé antes de entrar en mi oficina porque estaba seguro de que el Registro Seccional de Radicación cerraría temprano. Los lugares que tienen nombres largos con mayúsculas en cada palabra en general cierran temprano.

Rodríguez Peña 126 es una entrada de edificio sin ningún cartel oficial. Yo estaba buscando el "Registro Seccional de Radicación". Seguí de largo.
Rodríguez Peña al 140 es una oficina toda vidriada con un escritorio directamente en la puerta de entrada. No tiene carteles visibles afuera. Entré. Adentro sí tiene un cartel de algo de medicina y suficientemente brillante y limpio como para descartarlo como agencia oficial. Dos rubias charlaban a sendos lados del mostrador. Pregunté a la que estaba de adentro:

–Eh... ya sé que no tengo que venir acá, pero te pregunto: Busco el Registro Seccional de Radicación para un informe de dominio... ¿Sabés dónde es?
–No. Acá no es– información que yo ya tenía.
La rubia de afuera dijo: –Muchas veces preguntan... pero no es por acá, creo que se mudaron.

Fui entonces al 126. Entré al edificio. Vi un cartel con nombres de oficina. El 4to piso tiene el Registro Seccional. Me cayó la ficha. Claro. Era Rodríguez Peña 126, 4º piso. En el sitio en que había averiguado, le pusieron una o mayúscula al globito del ordinal.

Subí. Suciedad por doquier y el brillo que brilla por su ausencia. Ahí sí que debía ser el trámite.
Saqué número. Tras de mí lo sacó un flaco con cara de cansancio. Delante de mí una chica con muchísimos papeles, firmas y sellos. Me atacó el miedo de no haber llevado todos los documentos necesarios (en la página de información decía cédula azul o verde).

Se los hago corto: Mi trámite era en el partido de Moreno. Podía ir a Moreno a hacerlo en 24 horas o empezarlo allí mismo, pero duraría 72 horas –y acá te sale un poco más caro– me aclaró la que me atendió.
Pensé tranquilo. Compré caro y lento pero sin viaje a Moreno.

La mina que me atendió atendía a tres personas en simultáneo. Otra atendía al flaco de cara cansada. –Me rebotó esto porque ni yo que estoy comprando el auto ni el vendedor pagamos el leasing y ustedes no me dijeron nada– se quejaba él. La que lo atendía se excusaba y confesó que fue un olvido de ella. El cansado insistió con la queja y ella le describió los detalles de la falla de comunicación: –Mi compañero no me dejó un papelito acá y yo me olvidé de decírtelo.

Yo seguí con mi trámite. Formulario, carbónico (!), firma, sello. Sacamos el carbónico, firma en cada ejemplar. –Dejáme un teléfono acá al costadito– me pidieron. Últimamente siempre dejo el celular.

–Bueno... venite el miércoles más o menos.
–Claro, porque son 72 horas.
–Bueno, bueno... 72 horas más o menos. Puede ser menos, puede ser más. Porque la computación tiene que ir a Moreno y volver y depende de todo eso.
–Ah... ¿puedo llamarte el miércoles a ver si está?
–Mmmm... –silencio– va a ser complicado.
–Bueno está bien. Pasaré el miércoles.
–Perfecto. Hasta luego.

Me tomé el subte para ir a mi oficina. 15 minutos. Bajé. Caminé.

¡RRRRINGGG! (celular)

–Señor, lo llamo del Registro... usted se fue sin pagar.
–¡Uh! Usted nunca me dijo que tenía que pagar.
–Bueno... por favor vuelva y pague.
–Pero tengo que entrar a trabajar... usted debería ser quien me avise que hay que pagar. Usted me dijo "volvé el miércoles".
–Sí, me olvidé, pero tiene que volver a pagar.
–¿Puedo pagar el lunes?.
–No, no puedo tener un trámite sin pagar acá.
–Bueno... entonces empecemos el trámite el lunes cuando le pague.
–No señor, si viene el lunes le voy a tener que cobrar dos veces. Una por hoy y otra por el lunes.
–¡!¿?¡!¿?¡!¿?¡!¿? ¿No puede poner el formulario sobre un estante, y cuando yo aparezco el lunes jugamos a que es la primera vez que voy?
–¡No, señor, no es así!

¡Click!
Me colgó el teléfono.

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